Tras el
visionado del documental, creemos que si la función educadora es intentar
concienciar sobre el impacto de la contaminación en el medio ambiente, debería
ser más sintético porque una hora y media de datos que ya conocemos, y que se
repiten varias veces, hace que el interés y la atención se pierdan.
Creemos que la
crítica se posiciona, impactando desde el primer mundo hasta el tercero y la
naturaleza, que a pesar de ser importante, deja a un lado la crítica a la
sociedad del llamado primer mundo. Otra crítica es que las imágenes no van
acorde con lo que el interlocutor cuenta, pensamos que la utilización de las
imágenes tira de tópicos que buscan impactar pero que no aportan nada nuevo,
entonces la verdadera crítica se pierde en imágenes muy utilizadas a la hora de
interpretar y buscar la concienciación. Respecto a los datos que se proponen,
nos parecen interesantes pero no vemos un hilo conductor que los enlace en cada
secuencia, aparte de que éstas son demasiado largas. Resumiendo, nos parece que
el documental utiliza mucho el explotado recurso del bombardeo de datos e
imágenes que sólo sensibilizan pero que no llevan a una crítica que permita
buscar soluciones conjuntas.
A pesar de que
al final, el vídeo sí que intenta proponer cambios, creemos que el
planteamiento no es adecuado ya que hay demasiada carga negativa para tan pocas
conclusiones o propuestas positivas, que ni siquiera aportan soluciones
concretas sino que simplemente, dan pinceladas bastante idealistas.
En un aspecto
más positivo, sí que pensamos que el vídeo puede aportar algunos datos que no
sean tan conocidos o al menos no tan extendidos. El impacto visual de las
imágenes, a pesar de lo que ya hemos dicho, es importante, ya que si no, la
consciencia respecto a este tema queda todavía más intacta. En un primer momento, un contacto tan visual
permite que las personas intenten movilizarse.
El documental
muestra una problemática que todavía no parece ser lo suficientemente grave
como para empezar a movilizar a las personas hacia un cambio. Es cierto que
vivimos en un sistema social, el capitalismo, que nos ha involucrado en una
espiral de consumismo y de aprovechamiento de todo recurso natural que se nos
ponga delante, sin prever el impacto que este modelo de vida tiene sobre el
medio ambiente, y por tanto, sobre nosotros. El sistema capitalista, no permite
un modelo de vida sostenible, y si lo permite se trata de parches que a largo
plazo, no ayudan.
El modelo de
vida sostenible que se pude producir dentro de un sistema capitalista es, a su
vez, un negocio que provoca grandes cantidades de dinero a las mismas empresas
que tal vez estén contaminando. El ejemplo más claro es lo que se ha conocido
como “privatización del sol”, en la que los gobiernos imponen una tasa para la
colocación de las placas solares y su utilización.
Por tanto,
pueden existir ciertos modelos de vida sostenibles dentro del capitalismo, pero
son modelos de vida que exigen un nivel económico demasiado alto como para que
la mayoría de la población pueda permitírselo. Las alternativas sostenibles se
reservan para unos pocos, y son propuestas demasiado individualistas como para
provocar un cambio global.
A pesar de
todas estas dificultades, a nivel personal, se puede trabajar para un menor
impacto en el medio ambiente, y en este sentido seguir concienciando a las personas de nuestro entorno para que
adopten alternativas de vida sostenibles.
También
existen diferentes organizaciones, como Greenpeace, que están trabajando por el
cambio global que necesita nuestro planeta. Creemos que su labor, a pesar de
ser de corto alance, es muy necesaria.
El vídeo
muestra una problemática que necesita difusión y conocimiento, pero no creemos
que éste sea la mejor herramienta para ello, a pesar de tener aspectos
positivos.